Lucha contra el Cáncer: Del pensamiento a la acción
“Cáncer de mama” son tres palabras que encierran una historia de vida que se traduce en lucha, valor y resistencia. La lucha contra el cáncer debe originarse en el pensamiento y terminar en la acción.
Su diagnóstico cambia vidas y saca a relucir el coraje que cada ser humano lleva dentro; aflora el instinto de supervivencia y enfrenta la fragilidad del cuerpo con la fuerza del espíritu humano.
Cada año, en todo el mundo, millones de personas en su mayoría mujeres, son diagnosticadas con cáncer de mama. No es solo una enfermedad, es una prueba de la vida. Nos confronta con nuestros miedos y nuestras vulnerabilidades, y nos desafía a ser más fuertes de lo que jamás imaginamos.
Pero el cáncer de mama también es una lección de vida que nos enseña en medio de la adversidad, a encontrar la resiliencia; esa capacidad maravillosa de sacar partido al dolor y salir transformados de este. Nos recuerda que somos más que nuestras enfermedades y que el bienestar emocional desempeña un papel fundamental en el proceso de tratamiento y recuperación.
No solo se trata de la lucha contra el cáncer de mama, sino sobre cuidar el bienestar emocional mientras enfrentamos esta realidad; porque la vida no se detiene con un diagnóstico, y el cáncer de mama no define quiénes somos.
En estas palabras, exploraremos la importancia de abordar la dimensión emocional en esta batalla, y cómo eso puede marcar la diferencia en la calidad de vida y en el proceso de sanación.
Te invito a leer y descubrir o, en todo caso recordar cómo cuidarte más allá del cuerpo: cómo cuidar ese ser tan complejo e intrincado que habitas.
El impacto emocional del cáncer
Tras el diagnóstico de cáncer de mama llega un torbellino de emociones. Desde el momento que se pronuncia esa palabra, la vida tal como se conocía cambia para siempre. Se desencadenan una serie de desafíos emocionales que a menudo pasan desapercibidos para quienes no han enfrentado esta batalla.
Ansiedad, es el primer invitado no deseado en esta montaña rusa de emociones. La incertidumbre del tratamiento, la posibilidad de cirugías, quimioterapia o radiación, y el temor a lo desconocido pueden dejar a las personas con el corazón en la garganta.
Cada cita médica, cada resultado de prueba, se convierte en una fuente de preocupación constante. El miedo es un compañero constante. Miedo a la muerte, a la posibilidad de no estar presente en la vida de los seres queridos. También, miedo a la soledad en esta batalla, el miedo al dolor físico, el miedo a lo que el espejo mostrará después de una mastectomía.
Depresión, la sombra que acecha. Las personas diagnosticadas a menudo enfrentan episodios de tristeza profunda. La percepción de una vida que se escapa de su control, la interrupción de planes y sueños, y la preocupación constante por sus seres queridos pueden llevar al abismo de la depresión.
Estrés, el peso constante. Las responsabilidades diarias no desaparecen con el diagnóstico. Trabajar, cuidar de la familia y enfrentar las demandas médicas pueden sentirse como malabares emocionales. Entonces el estrés se convierte en una mochila pesada que se lleva a todas partes.
Hablar de estos desafíos emocionales no es una invitación a la lástima, sino un recordatorio de la asombrosa habilidad de resiliencia humana que forma parte de nuestros recursos internos y que, sí lo hacemos consciente nos llevará por un camino de fortaleza y bienestar a pesar de la dura prueba que enfrentamos.
Es un reconocimiento del coraje de quienes enfrentan el cáncer de mama. La aceptación de estas emociones como parte del viaje es el primer paso hacia su manejo. Aceptación que significa:
“Estar dispuestos a experimentar los eventos privados al máximo y sin defensa, como son, ser fiel a lo que importa…establecer compromiso con los propios valores personales” (Hayes 1994, & amp; Wilson y Luciano 2002).
Incluso en tiempos de adversidad como el cáncer de mama, podemos encontrar un significado y un propósito al abrazar nuestras emociones, enfocarnos en lo que realmente importa y vivir de acuerdo con nuestros valores personales.
Esto no solo es esencial para el bienestar emocional, sino que también puede ayudar en el proceso de recuperación y sanación. Cada emoción es una pieza de este complicado rompecabezas, y cada pieza nos acerca a la imagen completa de la supervivencia y la sanación.
Estrategias para el Bienestar Emocional
El camino del tratamiento del cáncer de mama puede ser un viaje intenso emocionalmente, además de desafiante. Sin embargo, es fundamental recordar que, además de la atención médica, existen estrategias y consejos que pueden ayudar a cuidar el bienestar emocional. Estas estrategias no solo se basan en el enfoque de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT por sus siglas en inglés), sino también en la experiencia de quienes ya han recorrido este camino.
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Practica la Atención Plena: Implica estar presente en el momento actual y aceptar tus pensamientos y emociones sin juicio. Puede ayudar a reducir la ansiedad y el estrés; por ello, intenta dedicar tiempo cada día a la meditación o la atención plena, lo que te permitirá manejar mejor las emociones abrumadoras.
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Conecta con tus Valores: Enfrentar el cáncer de mama puede llevarte a reflexionar sobre lo que realmente valoras en la vida. Conéctate con tus valores personales y úsalos como una guía para tomar decisiones y enfrentar desafíos. Esto te dará un sentido más profundo de propósito y dirección.
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Establece un Sistema de Apoyo: No estás sola en este viaje. Busca apoyo de amigos, familiares y grupos. Compartir tus experiencias y emociones con otros puede aliviar la sensación de aislamiento y brindar consuelo.
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Fomenta el Autocuidado: No descuides tu propio bienestar físico y emocional. Realiza actividades que te den placer y te ayuden a relajarte como caminar, leer, escuchar música, o cualquier cosa que te haga sentir bien contigo misma.
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Aprende Técnicas de Gestión del Estrés: Identifica las técnicas que funcionen para ti; pueden ser ejercicios de respiración, yoga o incluso actividades creativas como la pintura o la escritura.
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Busca Ayuda Profesional: Un terapeuta o consejero especializado en cáncer de mama puede ser una valiosa fuente de apoyo emocional. No dudes en buscar ayuda profesional si sientes que la carga es abrumadora.
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Sé amable contigo misma: En todo este proceso, recuerda que está bien sentir una amplia gama de emociones. No te culpes por tener miedos o momentos difíciles. La compasión hacia ti misma es esencial para tu bienestar emocional.
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Vivir el presente y Fomentar la Resiliencia: Si bien es importante planificar para el futuro, trata de mantenerte enfocada en el presente, no te sientas abrumada por lo que podría suceder. Concentra tus energías en el aquí y el ahora. La resiliencia es la capacidad de enfrentar desafíos y adaptarse a situaciones difíciles.
Algunos ejercicios para fomentar la resiliencia incluyen la escritura reflexiva, el establecimiento de metas realistas, y la construcción de una red de apoyo sólida. La resiliencia te ayuda a enfrentar los desafíos con coraje y a encontrar significado en tu viaje.
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Cuidado de la Sexualidad: El cáncer de mama puede tener un impacto significativo en la sexualidad. Los cambios en la imagen corporal, la fatiga y otros efectos secundarios del tratamiento pueden afectar la vida sexual. Por lo tanto, es importante abordar estos cambios de manera abierta y compasiva con tu pareja y profesionales de la salud.
Mantener una vida sexual saludable es posible. Hablar abierta y honestamente con tu pareja sobre tus deseos y necesidades es el primer paso. Además, puedes explorar nuevas formas de intimidad que se adapten a tu situación.
Los terapeutas sexuales y consejeros especializados pueden proporcionarte orientación específica para mantener una vida sexual satisfactoria durante y después del tratamiento.
El autocuidado se convierte en un acto revolucionario en este camino. Significa priorizar tu bienestar físico y emocional. No es egoísmo, es una necesidad. Debes cuidarte para cuidar a los demás. Es una lección poderosa: al atenderte a ti misma, te conviertes en un faro de esperanza y fortaleza para quienes te rodean. El coraje, en última instancia, es la fuerza que nos impulsa a seguir adelante.
A pesar de los obstáculos, las dudas y el miedo, elige enfrentar cada día con resolución. El coraje no es la ausencia de miedo, sino la decisión de seguir adelante a pesar de él; así que, en este viaje, recuerda que no estás sola, hay una comunidad que te respalda.
Abraza la vida con gratitud y aprecia cada momento. Siéntete orgullosa de la resiliencia que está creciendo dentro de ti. La adversidad puede ser una
maestra severa, pero también puede revelar una fuerza interior que nunca imaginaste.
A medida que avanzas en tu camino de sanación, mantén la conciencia en tus emociones, practica el autocuidado con amor y abraza el coraje que vive en tu corazón. Juntas, estas cualidades te guiarán hacia un camino de esperanza y renovación.
Cerca del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, celebremos la valentía de todas las personas que enfrentan este desafío. Tu historia es un faro de luz y un recordatorio de que, incluso en medio de las sombras, el espíritu humano puede brillar con resplandor.
Patricia Fournillier, MsC. Orientación de la Conducta y MsC Orientación en Sexología
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